lunes, 29 de marzo de 2010

SEMANA SANTA

Estando de lleno en Semana Santa, muy cerca del inicio de la Pasión dolorosa de Jesús, muy cerca de la hora del príncipe de este mundo y las tinieblas, proseguimos reflexionando del texto: “Peregrinaje hacia El Centro- Un pasaje Cuaresmal” por el padre Thomas Keating, relativo justamente a la liturgia propia de esta Semana Mayor. Dicha obra es un extracto de otros importantes libros de Fr. Thomas. Sugerimos solamente reflexionar lo correspondiente al día en cuestión.
Les alentamos a compartir generosamente los pensamientos que el Espíritu Santo quiera inspirarnos, dentro del espíritu de la Lectio Divina, expresados en la forma espontánea que deseen.
C o n t i n u a m o s:
La unción en Betania
Lunes de la Semana Santa
Juan 12:1-3
“Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María, tomando unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, perfumó los pies de Jesús y luego los secó con sus cabellos. Toda la casa se llenó del aroma del perfume.”
La cena en Betania fue ofrecida en honor de Jesús seis días antes de Su pasión y muerte. Las autoridades judías estaban tramando vigorosamente Su destrucción. Judas ya había decidido traicionarlo poniéndolo en manos de Sus enemigos. Simón el leproso era el dueño de la casa, Martha estaba cumpliendo su acostumbrado rol como perfecta anfitriona, y Lázaro era uno de los invitados a la cena. Era un interesante grupo de personas: Jesús el Mesías, María la contemplativa, Marta la activista, Simón el leproso, Judas el ladrón, y Lázaro el anterior cadáver.
Cada uno estaba reclinado en la mesa a excepción de María. Cuando ella entró, todos los ojos la voltearon a ver. Todos sabían que tenía un profundo amor por Jesús. Llevaba un frasco de alabastro en el cual había una cantidad de perfume de nardo. Una libra de perfume de nardo era extremadamente cara. Posteriormente conocemos que costaba alrededor de trescientos denarios, un monto que representaba el salario de un trabajador ordinario durante todo un año.
Ella entró en el recinto llevando el frasco de alabastro completamente lleno del precioso perfume y se acercó a donde Jesús estaba reclinado. De improviso, sin decir palabra alguna, hace pedazos el frasco y vierte todo su contenido sobre Su cabeza. Derramó el equivalente a ½ litro del increíblemente costoso perfume. El delicioso olor se alzó fuera, llenando la casa con su fragancia. Juan agrega que María también ungió los pies de Jesús y los secó con su cabello.
María estaba consciente de que lo que las autoridades estaban planeando y quería afirmar la profundidad de su fe en Jesús de una manera que no fuera posible malinterpretarla. Algún gesto debía llevarse al cabo antes de que fuera demasiado tarde. Cada uno reconocía que al ungirlo con perfume caro, el símbolo de su amor, ella estaba expresando su devoción hacia Él y manifestando la donación de sí misma. Pero el más profundo significado de su gesto simbólico era no simplemente el don de sí misma sino la totalidad de ese don. ¡No solamente lo ungió con el costoso perfume sino que rompió el frasco completo y vertió su entero contenido sobre la cabeza del Maestro! Ella se vertió hacia fuera, por decir, vaciando hasta la última gota del perfume en superabundante expresión de la total entrega de sí misma. Este el significado de su extraordinario gesto como Jesús lo percibió y tanto Lo conmovió. “Ustedes siempre tienen a los pobres”, Él dijo, “pero a Mí no siempre me tendrán. Ella hizo lo que pudo: ungiendo Mi cuerpo, lo preparó a tiempo para el entierro”.
En este notable incidente, María manifestó su intuición respecto de lo que Jesús estaba a punto de hacer. Más aún, ella se identificó con Él a tan íntimo grado que manifestó la misma disposición de total auto-donación que Él estaba a punto de manifestar en la cruz. Ella había aprendido de Jesús cómo vaciarse a sí misma y proceder como Dios. Este es el porqué esta historia debe ser proclamada dondequiera que el Evangelio sea predicado. “Perpetuar el recuerdo de María” es llenar todo el mundo con el perfume del amor de Dios, amor que es plena auto-donación. En concreto, es ungir al pobre, al afligido, los miembros favoritos del Cuerpo de Cristo con este amor. (De: “El Misterio de Cristo”)Oración

Oh Santo Espíritu de Dios,
A través de Tu Don de Consejo,
sé nuestra compañía en cada momento de nuestras vidas
para que podamos manifestar Tus bondades en cada acción.






Martes de Semana Santa.

Salmo 71: 1, 5-6
“En Ti, Oh Señor, yo me refugio;
No permitas que sea avergonzado.
Porque Tú, Oh Señor eres mi esperanza,
Mi confianza Oh Señor, de mi juventud.
Sobre Ti he aprendido de mi nacimiento;
Fuiste Tú quien me llevó del vientre de mi madre.
Mi oración es continuamente para Ti.
En el Libro del Deuteronomio, Moisés compara el entrenamiento de su pueblo con un águila entrenando a su aguilucho a volar. En tiempos remotos se creía que las águilas aprendían a volar al ser empujadas fuera del nido, que estaba usualmente encaramado en el filo del risco. Esta es una maravillosa imagen de lo que sentimos que nos está sucediendo. Dios parece empujarnos dentro de algo que nos sentimos totalmente incapaces de hacer. Nos preguntamos si Él aún nos ama. O de nuevo, nos empuja afuera de cualquier nido en que estemos. Como el aguilucho batiendo desesperadamente sus alas, parecemos estar dirigiéndonos derecho al abismo. Pero igual que la madre águila, desciende rápido y nos agarra justo antes de que nos golpeemos en las rocas. Esto sucede una y otra vez hasta que el aguilucho aprende a volar.
Después de que hemos sido tratados de este modo un número de veces, podemos caer en cuenta de que no es tan peligroso como primeramente creímos. Comenzamos a quedar contentos con esta horripilante escapatoria. Aprendimos a confiar en Dios más allá de nuestras experiencias psicológicas; y nos volvemos más audaces al enfrentar y dejar ir esos oscuros rincones de nosotros mismos y comenzar a participar activamente en el desmantelamiento de nuestros pre-racionales programas emocionales. (De: “Invitación a amar”)


Oración
Oh Espíritu Santo,
que conozcamos tu gentil toque
y el apretón de Tu brazo protector.